No hay nada más ‘políticamente correcto’ que unirse en voz a favor de una demanda social que aparenta justicia y lealtad. Nada más proporcional a la lógica que luchar contra aquello que todos debemos aborrecer: La violencia. Pero no se habla de cualquier violencia –ni en favor de cualquier violentado- sino de la violencia contra la mujer (como si no hubiesen muertos y maltratados que sean niños, hombres y ancianos). Aquí hay un fondo exclusivo y es la Mujer. No sólo Juanita o Rosita cuyo marido o novio la golpeó hasta que el cansancio la llevó a una comisaría, no, TODAS. Y estas mujeres –en el imaginario del activismo feminista- representan a TODAS y TODAS las representamos. Una especie de hermandad mística al que TODAS debemos pertenecer. Esta manera facilista de apelar al sentimentalismo con frases como “No hay que esperar que la mate” ha hecho que todos los medios de comunicación se pongan al servicio de esta agenda y que cada conciencia haya sido macerada para este ideario.
No se habla de violencia en general porque si fuese así la mujer sería desacreditada, ya que, muchas veces, a través de ella surgen las violencias más terribles como el aborto, abandono de bebes y maltrato infantil. La semana pasada vimos tres casos de abandono de recién nacidos y para esto no hay marchas ni indignación. Tampoco hay indignación para los casos de niños maltratados por sus madres, ni para la violencia extrema hacia el ser más indefenso; el abominable aborto. Y no me malinterpreten con antojadizas suposiciones como lo hicieron con el Cardenal Cipriani. No justifico ni el machismo ni la violencia, yo les expongo el menú completo, no sólo el plato del día.
Si limpiamos nuestro criterio de tanta basura ideológica veremos que el ideal feminista de crear socialmente una confrontación entre el hombre y la mujer poniendo al hombre como enemigo tiránico y represor por el cual ‘toda mujer’ deba luchar, encamina a una sociedad a la insanía absoluta. A una sociedad cuyos miembros rivalicen en lugar de asistirse y complementarse. Algo totalmente alejado a la “igualdad” que propugnan hasta el hartazgo.
En esta marcha del 13, asistirán perro, pericote y gato, desde los acusados ‘esterilizadores’ y ‘antiderechos’ hasta los más recalcitrantes progres y comunistas, pasando por los activistas pro-ideología de género y aborto como también algunos despistados cristianos de buena onda.
Todos unidos en la defensa a la mujer. Como la frase de la campaña “Si tocan a una, tocan a todas”, y claro, ampliando en “todas” a todo trans, travesti, gay y lesbiana que se sienta parte de esta campaña, como andan difundiendo en redes sociales sus organizadores.
Algunos bienintencionados se sorprenden al ver entre los promotores de la marcha a tantos conocidos activistas y ONGs anti-familia, sí, aquellos que se encargan de promover la degradación de la familia. Y hay que decirlo con todas sus letras, estos siniestros mercaderes usan a la mujer maltratada como caballito de Troya para desbandarse en exigir ‘derechos’ donde no existen y poner a la mujer en contra no sólo del hombre sino de la sociedad que, según sus palabras, es patriarcal y opresora. Para estos, si cualquier mujer representa a todas aquellas violentadas, cualquier hombre representa al Estado tirano y autoritario al cual toda mujer debería combatir. ¿O alguna vez han escuchado a una dirigente de Manuela Ramos, Promsex o Demus hablar de la importancia de la familia y el matrimonio? ¿No, verdad? Es que para el feminismo, el matrimonio natural no permite el ‘empoderamiento’ de la mujer. Y la familia, la oprime y encarcela.
Para los bienintencionados que pretenden asistir, teman ser parte de este perverso complot ya que luego verán con asombro cómo usarán el porcentaje de su participación como apoyo y sustento a “Déjala Decidir” o algún proyectito de ley sexista o de género. Queda claro que el fin no justifica los medios y estos medios ya se pervirtieron hace rato, como así también pervertirán “el fin”.
Fuente: laabeja.pe