Ruth fue diagnosticada con autismo cuando tenía dos años. Ahora con 19 años se ha sometido a una doble mastectomía para convertirse en hombre. Ni su autismo, ni su condición -mentalmente es como si tuviera 11 años-, han supuesto un problema para que los “especialistas transgéneros” le suministren una fuerte cantidad de testosterona para cumplir con los “deseos” de la joven: “Dejar de ser Ruth para convertirme en Ryan”.
Su madre, Kathleen Levinstein ha acudido a Breitbart News para que la sociedad conozca, a través de la historia de su hija, la enorme manipulación que sufren las personas con alguna discapacidad mental por parte del lobby LGTBI.
“Creo que es un crimen que estén haciendo tratamientos transgénero a personas discapacitadas que no saben lo que quieren”
“Estoy sola para dar este mensaje, porque gran parte de la sociedad apoya al movimiento transgénero. Yo tampoco estoy en contra de que una persona mentalmente sana tome la decisión de cambiarse de sexo. Pero sí creo que es un crimen que estén haciendo tratamientos transgénero a personas discapacitadas que ni siquiera saben lo que quieren”.
La batalla de esta madre, le ha supuesto varias amenazas tanto a su familia como a su carrera profesional. “He recibido bastantes emails de odio y hasta alguna amenaza de muerte”, asegura.
“Me parece una tortura médica que le quiten los pechos a una chica autista sin que ella sea consciente de lo que está haciendo”
Pero las amenazas no le han parado. “Mi hija no está preparada para tomar decisiones de un calado tan importante como la de ser hombre o mujer. Me parece una tortura médica que le quiten los pechos a una chica autista sin que ella sea consciente de lo que está haciendo”.
El tratamiento trans afecta a la salud
Ver a su hija en esta condición le ha dado la valentía para denunciar su caso. “Desde que se operó el año pasado, mi hija está recibiendo uno de los tratamientos con testosterona más fuertes que hay a través de inyecciones periódicas para le crezca el pene y aunque todavía tiene la menstruación, ya le está creciendo la barba“, afirma.
Levinstein asegura que cuando empezó el tratamiento le mandaron un documento de 30 páginas donde se explicaba que los médicos no tienen noción de los riesgos a largo plazo que su hija puede sufrir.
“Si le preguntas, te dirá que está encantada con el tratamiento, pero lo cierto es que entre el medicamento que toma del autismo y ahora la enorme ingesta de testosterona que le dan, su cuerpo está destrozado por dentro”, sentencia su madre.
“Además Ruth padece la enfermedad de Crohn- una enfermedad inflamatoria intestinal crónicas que causa ulceras e inflamación en diversas áreas del intestino- y ha sido hospitalizada en varias ocasiones, temo que la testosterona le pase factura a su salud”.
Sin embargo, la preocupación por su hija no solo es por su salud médica sino por la falta de atención psicológica para estudiar la disforia de género de Ruth.
Al ver a un chico trangénero en televisión, Ruth decidió que ya no era lesbiana sino que era un hombre
Los deseos de cambio de sexo de Ruth vienen desde su adolescencia. “Hace unos años vino un día y me dijo que era lesbiana, no me lo tomé mal la verdad, pero todo cambió cuando vio en la televisión a un chico transgénero y decidió entonces que ya no era lesbiana sino que era un hombre”.
Levinstein sabía que los deseos de su hija no eran reales ni pensados sino que eran fruto de la atracción mediática sobre la transexualidad, “era la nueva moda en la televisión, una forma de hacerse el moderno, y a mi hija le pareció una idea genial”.
Ruth insistió tanto, que su madre la llevó a una “terapia de género” para que la evaluaran. “Mi intención era que un terapeuta hablara con ella, pero con solo dos sesiones el ‘especialista’ dictaminó que se tenía que operar para cambiarse el sexo”.
“Nunca he creído que debiera cambiarse el sexo en el estado de salud en el que se encuentra.Ruth no se puede emancipar de casa, ni tener cuenta bancaria o seguro médico, depende de mí para todo. Hasta mi marido y yo hemos arreglado el testamento para que cuando no estemos alguien se encargue de ella. ¿Cómo va a saber si quiere ser hombre o mujer?“, se pregunta.
“Hay un afán muy fuerte para diagnosticar a una persona autista como transgénero”
El LGTBI se interesa por la discapacidad
Esta madre denuncia que “hay un afán muy fuerte para diagnosticar a una persona autista como transgénero, algo muy dudoso y peligroso porque son vulnerables, son fácilmente influenciables y salud es muy delicada para someterles a un tratamiento”. Y además asegura que el lobby “LGTBI tiene un gran interés en manipular a los discapacitados mentales”.
A pesar de los problemas psicológicos de Ruth, el especialista en transgéneros no revisó ni su historial médico, ni evaluó su autismo. “Ni siquiera habló con el terapeuta que ha tratado a mi hija desde pequeña y tampoco se interesó en saber de donde procedía su disforia, simplemente con dos frases que le dijo mi hija ya aceptó su petición”.
Sin embargo, Levinstein no puede revelar los nombres del especialista transgénero ni del médico que operó a Ruth por temor a una demanda judicial y a la amenaza del colectivo LGTBI.
“Aunque la medicina actúe todo el mundo sabe que quien nace mujer es mujer y quién nace hombre es hombre”
“Lo único que me queda es dar la cara y advertir a la sociedad lo peligroso que es enseñar a personas discapacitadas mentales lo que es el cambio de sexo”.
Levinstein opina que la ideología transgénero es una nueva forma de manipulación. “Este Lobby no llega ni al 1% de la sociedad, pero aun así fuerzan a los gobiernos para que acepten la elección de identidad. Y hacen pensar al 99% restante que son más solidarios si les aceptan. Pero no es verdad, porque al mismo tiempo que dan mensajes de aceptación e igualdad, amenazan a las personas que vamos en contra con mensajes de muerte”.
La lucha de esta madre continua y asegura que no parará para que la gente conozca lo que hay detrás de los tratamientos transgéneros, porque para Levinstein “aunque la medicina actúe todo el mundo sabe que quien nace mujer es mujer y quién nace hombre es hombre”.