La tierna carta de una bisabuela a sus bisnietos llena de verdades reafirmadas de la experiencia de una vida entregada al prójimo.
Mis queridos Valentina y Gianfranco:
Con estas líneas, quiero proponerles un modelo de vida que estoy segura que irán descubriendo por sí mismos antes de terminar de leerlas.
¿Alguna vez se han puesto a pensar quién es la persona que más los quiere en esta vida? ¿Quién es la persona que nunca les fallará y siempre estará a su lado siguiéndolos a cada paso y dando siempre lo mejor de sí?
¿Saben quién será siempre su mejor consejero, aquel en cuyas manos pueden poner todas sus dudas e inquietudes, aquél que les ayudará a tomar la mejor decisión, aquel que siempre estará dispuesto a escucharlos y buscar cómo resolver sus problemas, ese que se preocupará por su verdadero bienestar y provecho, incluso más que ustedes mismos?
¿Se han dado cuenta que esa persona es su mejor guía porque no solo tiene los consejos sino que además se esfuerza en ser su ejemplo? ¿No creen que es mucho más valioso porque además de ofrecerles sus palabras de guía y experiencia también les entrega sus acciones cotidianas para que se nutras también de ellas?
¿Conocen a ese consejero que se tomará todo el tiempo del mundo, con el mayor amor y el mayor tino, porque sabe que ustedes son lo mejor que Dios le ha encomendado como misión en la vida?
Escúchenlo siempre. Por ahora los cuida, los lleva a todos lados, se preocupa de su salud, de sus estudios, de su formación como persona y hasta de su diversión, que trata todos los días que sean lo mejor posible en donde tengan que actuar, enseñándoles sobre todo el amor a Dios y al prójimo.
Estoy segura que al llegar a este punto ya sabrán a quiénes me refiero. Déjenme decírselo pues soy testigo de ese amor tan especial, y los acompaño siempre con mis oraciones para que siempre tengan ese apoyo y nunca les falte.
Son sus padres, sus tesoros y sus mejores aliados en esta vida.
Su bisabuela que los quiere,
Luisa Samaniego de Polo