Por Steven W. Mosher
A nombre de los miembros de Population Research Institute expreso nuestra profunda consternación y rechazo a la violencia que tuvo lugar en el Capitolio de EE.UU. y lamentamos la muerte del oficial de policía, Brian D. Sicknick, y la ex oficial de la Fuerza Aérea Ashli Babbit, quien fuera asesinada a tiros dentro del Capitolio. Las acciones de unos pocos, provocadas por Antifa/BLM y otros instigadores radicales infiltrados, no deberían utilizarse para difamar a los cientos de miles de estadounidenses pro-vida y pro-familia que asistieron a una manifestación pacífica para protestar contra el fraude electoral.
Ese miércoles comenzó con una manifestación pacífica del MAGA (Make America Great Again).
El presidente Trump explicó detalladamente cómo se robaron las elecciones en estados decisivos. Y efectivamente le robaron el triunfo a Trump. Luego animó a la multitud a caminar hacia el Capitolio de una manera pacífica en una demostración de su descontento con lo que podría decirse que fue la elección más corrupta en la historia de Estados Unidos.
Sobra decir que el Presidente Trump nunca llamó a la violencia. Solo basta ver el video del discurso. En ninguno de los cientos de mítines que ha celebrado, el presidente nunca ha incitado a la violencia a sus seguidores. El ambiente en sus mítines han sido como una especie de reunión familiar de estadounidenses marginados, algo que difiere totalmente con los de la izquierda. Los que apoyamos a Trump somos guerreros pero enfocados en servir a la verdad, la ley y el orden.
Ese hecho, por supuesto, no impidió que los medios de comunicación y políticos enemigos de Trump distorsionaran los hechos para culparlo por lo que pasó ese día.
En medio de la multitud se infiltraron miembros del grupo terrorista Antifa, que estaban allí precisamente para cometer actos violentos como parte de una operación de denominada «false flag” (bandera falsa). En las últimas horas Twitter, Facebook You Tube e Instagram han eliminado contenidos de cuentas favorables a Trump que denunciaron esta orquestación. Por ejemplo, copias de avisos en redes sociales que los organizadores de Antifa enviaron a sus seguidores para infiltrarse en la multitud disfrazados de seguidores de MAGA. También existen pruebas que Antifa estaba esperando una oportunidad para atacar. Un agente retirado del FBI reportó haber visto un autobús desmontar un autobús llenos de activistas de Antifa.
Estos instigadores ya habían irrumpido en el Capitolio cuando los partidarios de Trump recién llegaban a esa área. Las frágiles barricadas de metal que rodeaban el edificio del Capitolio fueron puestas por la Policía del Capitolio, pero los infiltrados de Antifa comenzaron a apartarlas y a animar a otros a hacerlo. En algunos casos, la policía del Capitolio simplemente se puso a un lado y dejó entrar a la multitud. Algunas de las escenas parecen un día de estreno en Disney World, con la multitud caminando con calma hacia el edificio, sin correr, y la policía parecía guiar su camino.
Fue en estos momentos que el presidente Trump envió un mensaje en video a sus partidarios pidiéndoles que terminaran el mitin y se fueran a casa. Les recordó que «somos el Partido de la ley y el orden» y que deberían «respetar la ley y a nuestros grandes hombres y mujeres de (uniforme) azul».
Twitter no quería que el mundo o los partidarios de Trump escucharan este mensaje. Rápidamente borraron los tweets con este video y otro mensaje. Todo aquel que valore la libertad de expresión en las redes sociales deben tomar nota que Twitter ha censurado y ha eliminado para siempre la cuenta del Presidente en ejercicio de los Estados Unidos. La bolsa lo hizo y las acciones de Twitter se desplomaron.
A través de los años, he estado en el edificio del Capitolio cientos de veces. Es uno de los edificios más seguros del mundo. Definitivamente no es un edificio que se pueda «tomar por asalto» o «violentar», como se acusa a los partidarios de Trump. Todo lo que la Policía del Capitolio habría tenido que hacer para asegurar el edificio y mantener fuera a manifestantes desarmados era cerrar las pesadas puertas de acero. Hicieron precisamente lo contrario y los dejaron entrar.
Un video muestra a la Policía del Capitolio abriendo una puerta de salida, alentando a la multitud a entrar y luego irse huyendo. Cabe señalar que la policía del Capitolio trabaja bajo las órdenes de Nancy Pelosi y Mitch McConnell.
Las imágenes desde el interior del Capitolio no muestran a los que están dentro de los disturbios o participando en actos destructivos, aunque varios escaparates interiores fueron presuntamente rotos por activistas de Antifa. Tecnología de reconocimiento facial ha identificado a algunos de los manifestantes del Capitolio como activistas de Antifa/BLM de Filadelfia y Arizona. El congresista Matt Gaetz lo señaló valientemente durante su discurso.
Finalmente, aunque esto está siendo ampliamente reportado como un asalto «violento» al edificio del Capitolio, hasta la fecha no hay evidencia de un ataque masivo a la fuerza policial del Capitolio. Salvo la muerte de Brian D. Sicknick que está siendo investigada y que bien pudiera haberse perpetrado por los infiltrados de Antifa cuya violencia es conocida, la policía del Capitolio no ha reportado lesiones. Más bien, varios policías fueron vistos tomando selfies con algunos de los partidarios de Trump dentro del Capitolio.
Por otro lado, un manifestante desarmado, una ex oficial con 14 años de servicio en la Fuerza Aérea llamada Ashli Babbit, fue asesinada a tiros por policías vestidos de civil. Inexplicablemente dispararon a través de una ventana contra una puerta cerrada. Que descanse en paz.
No es de esperar que haya elogios para esta pobre mujer al estilo de George Floyd. Los medios de comunicación apenas han mencionado su nombre y su tragedia. Están demasiado ocupados atacando a los partidarios de Trump por causar «caos» al caminar dentro del Capitolio y orar por su país en los pasillos de la Cámara de Representantes.
Los medios prefieren celebrar actos como los del verano pasado en los que agitadores de izquierda se amotinaron frente a la Casa Blanca y derrumbaron estatuas. Estos son los tipos de actos que hacen que Obama se sienta «orgulloso», como dijo en ese momento, o que te incluyan en spots de TV de Nike.
¿Todo este episodio fue orquestado? Crece el número de personas que lo creen así.
En cualquier caso, el incidente resultó enormemente útil para aquellos que querían certificar rápidamente las elecciones fraudulentas. Tras el supuesto «motín», varios republicanos rechazaron sus compromisos de cuestionar los resultados electorales en los estados clave. Los demócratas -y algunos republicanos- regresaron a la Cámara de Representantes con discursos (pre)preparados sobre cómo Trump y sus partidarios estaban participando en una «insurrección» y amenazando con derrocar la «voluntad del pueblo».
En cuanto a Mike Pence, que presidía el recuento de los votos electorales, utilizó la «violencia» para justificar la entrega del poder a quienes robaron las elecciones presidenciales y siguen robando elecciones.
El plan -que entiendo que Pence había acordado antes- era enviar las listas de electores, tanto las que daban ganador a Biden como las que concedían el triunfo a Trump, a los estados en disputa para que las legislaturas estatales decidan cuál certificar. Su acción al hacerlo se habría justificado por una norma de larga data que establece el papel del Vicepresidente en el recuento de los votos electorales.
Durante décadas, esta regla ha establecido que el Vicepresidente, antes de que cualquier voto sea contado, «se cerciore que [los] certificados son regulares en forma y auténticos». Esta regla claramente le habría dado a Pence la autoridad para introducir ambas listas de electores rivales y enviarlas de vuelta a los estados.
En cambio, sin decirle nada al Presidente o a su equipo, Pence cambió las reglas relativas a cómo se contarían los votos electorales para evitar tener que introducir las listas de los electores de Trump.
La «norma Pence» cede la autoridad al House Parlamentarian (oficial mayor de la Cámara de Representantes) para determinar qué «certificados son regulares en forma y auténticos». Y es el House Parlamentarian el que proporciona orientación sobre normas y procedimientos parlamentarios. Los únicos votos que serán «anunciados», dice la nueva regla, son los que el «House Parlamentarian proponga como la única lista certificada de votos…”.
El House Parlamentarian, por supuesto, es nombrado por el Presidente de la Cámara, que no es otra que Nancy Pelosi. Lo que esto significa es que, por alguna razón, Pence dejó que un miembro del personal de Pelosi certifique las listas de electores. El resultado era una conclusión inevitable.
Es difícil poner en palabras la hondura de la traición que siento. Pence siempre se ha presentado como totalmente comprometido con la causa pro-vida, pro-familia, pro-americana.
Es imposible no concluir que, por alguna razón, conspiró con Nancy Pelosi y, por supuesto, con Mitch McConnell, para traicionar a los mismos votantes que lo pusieron en el cargo. Por no hablar de los 75 millones de votantes que votaron en noviembre a favor de la causa pro-vida, la libertad religiosa, la Segunda Enmienda, y de hecho, todos los principios que Pence ha afirmado apoyar durante mucho tiempo.
¿Tiene la intención de presentarse a la presidencia en 2024? Suerte con eso.
Por lo que a mí respecta, Pence entró a la liga de Benedict Arnold y Aaron Burr.
Steven W. Mosher @StevenWMosher es Presidente de Population Research Institute y autor de “Bully of Asia: Why China’s “Dream” is the New Threat to World Order”.