Chris Levier, nacido y criado en el estado de Utah (EEUU) ha demandado al Estado para pedir una licencia que le permita unirse en matrimonio con, nada más y nada menos, que su ordenador.
Además de extravagante la historia puede parecer anecdótica. Pero no lo es tanto, porque revela una tendencia en buena parte de Occidente, al relativizar algo tan importante como el matrimonio y convertirlo en un verdadero show. Hasta el punto de que no sólo existen ya matrimonios homosexuales sino las uniones o intento de uniones más peregrinas y alucinantes.
Durante una entrevista para una televisión local, KSTU, Levier ha señalado que su petición“no es ningún juego, ni un escenario divertido”, y que realmente es su deseo casarse con una máquina.
Al solicitar la licencia legal para la unión, el encargado del condado, Bryan Thompson, le dijo: “legalmente no puedo hacer eso”. Pese a la negativa, Levier ha sido perseverante y ha llevado el caso ante el gobernador de Utah, Gary Herbert y el fiscal general, Sean Reyes.
Argumenta el chico que si otras personas del mismo sexo pueden casarse, deberían autorizarse otro tipo de matrimonios
El chico ha explicado que el motivo de su petición es que, si otras personas del mismo sexo pueden casarse, se deberían “autorizar otro tipo de matrimonios”.
Al ser preguntado si se sentía atraído por su ordenador, Levier afirmó que se puede establecer un vínculo “con cualquier cosa con la que se pueda tener sexo”, declaraciones que recoge SDP Noticias.
Matrimonios raros en todo el mundo
El caso de Levier no es único en el mundo. Los ‘objetofílicos’ han sido noticia durante años, debido a sus extravagancias e inverosimilitud.
Según el diario Que.es, Riita Eklof se casó en 1979 con el muro de Berlín. No ha sido el único caso arquitectónico famoso. Erika LaBrie, después de tres años de cortejo, se casó en 2007 con la Torre Eiffel de París.
Un hombre se casó con su almohada, otro con una gata y otro con un personaje de Nintendo
Sin embargo, los monumentos históricos no son los únicos que han contraído nupcias. Según losmásraros.com, un australiano se pudo casar con su perro; un alemán se casó con su gata; en la isla de Bali un joven se casó con una vaca; y en Sudán otro hombre con su cabra.
Entre las excentricidades más destacables que circulan por Internet podemos encontrar un hombre que se casó con su almohada, otro que se casó con un personaje de Nintendo y una abuela que se enamoró de su nieto.